Los viajes que no fueron. Parte 2

En diciembre de 2019, a pocos días de haber regresado de Tokio y Nueva York, decidí que era hora de cumplir otro de mis sueños viajeros: visitar los países bálticos en crucero.

Ya hacía mucho tiempo que masticaba la idea, pensando cómo y cuándo y decidí que me tenía que decidir.


Pedí autorización en el trabajo, coordiné con mis compañeros para no solaparnos los permisos y empecé por el principio.

EL CRUCERO

La elección no era muy compleja, necesitaba un bote que tuviera cabinas para solos y solas y que hiciera esa ruta: y ahí estaba Norwegian Cruise Line.

Encontré el bote que hacía el recorrido, Norwegian Escape, busqué la fecha que más o menos me convenía y a cotizar.


¡Oh! caramba, el crédito de ninguna de mis tarjetas me alcanzaba para sacarlo directamente con la naviera ni usando alguna agencia online.

No lo tuve que pensar mucho, fui a una agencia física, pedí que me lo cotizaran y que me ofrecieran las distintas formas de pago posibles. Y así tuve mi crucero por el mar Báltico, pagadero en forma cómoda... y a buscar aéreos, que ahora si me alcanzaba el crédito en las tarjetas.

LOS AÉREOS

Tenía que llegar hasta el puerto de salida en Copenhague. Y ya que iba a Europa, destinaba unos días para pasear por Londres y, desde ahí, ir hasta Dinamarca.

Dicho esto, busqué primero los aéreos a Londres... posta, literal, sin restarle libras esterlinas, sacarlo directo con la aerolínea me costaba 500 y poquitos dólares más que usando una agencia online.

Compré mis pasajes MDZ-SCL-LHR / GTW-LIM-MDZ con Despegar. En pesos.

Tenía que ir de Londres a Copenhague y viceversa, y Norwegian Air Shuttle hacía esa ruta saliendo y llegando a Gatwick, que era mi aeropuerto de salida para el regreso a Argentina. ¿Puede ser todo tan perfecto? SPOILER ALERT: ya sabemos que nada puede ser tan perfecto.

Listos mis pasajes, sacados también en pesos, directamente con Norwegian, para ir a Copenhague y quedarme unos días antes de embarcar y conocer la ciudad y empezar a ponerme en modo báltico.

LOS HOTELES

Busqué alojamiento para 5 noches en Londres, 3 noches en Copenhague y una noche en Gatwick, porque ya estoy vieja y venir de un crucero con sus subes y bajas y si le pasa algo al vuelo, mejor llego antes y me aseguro y bla bla bla... ¿qué puede fallar?

Reservé los alojamientos en Londres y Copenhague con Booking y, para lo noche en Gatwick, reservé directamente con la cadena Travelodge y, no quiero pensar mucho, dame el desayuno y la cena y ya te lo dejo pagado... En libras (dólares) y coronas danesas.

Detallito al margen, la reserva de Londres fue con el sistema Booking Basic, que ofrece precios más baratos que el propio Booking, no reembolsables, porque no está reservando Booking sino que es alguna otra agencia online y Booking es sólo el intermediario del intermediario... Resultó que mi reserva la hizo Agoda... Qué normal todo.

Estos movimientos los hice en 15 días en diciembre y, a partir de aquí, me dediqué a hacer lo segundo más divertido después de viajar, ¡armar itinerarios! Para junio...

Llegó el 2020, enero, febrero, marzo, pandemia y guerra mundial Z.

Ya les conté en el post anterior cómo, más o menos, solucioné los planes viajeros que tenía para marzo y mayo dentro de Argentina y, a la par de esos, tenía que enfrentarme a este, mi viaje largo del año, mis 3 semanas en Europa.

Empecé por lo obvio: ya perdí todo el dinero invertido, pero tengo salud.

Si, mi gente, me conformo con poco.

Es solamente plata. Si la tuve ahora para contratar el viaje, la tendré más adelante, empezando como la primera vez. Yo, positiva.

EL CRUCERO

Me contacté con la agencia, por mail y teléfono, porque nos habían mandado a todos a casa y ¿qué hacemos, Madalina? Es mi agente, por si no la reconocieron. Despreocupate, nosotros lo vemos y te vamos avisando cómo seguir...

Unos días después, la naviera seguía despistada como turco en la neblina, así que Madalina hizo lo que corresponde: vos contrataste con nosotros, tu plata está con nosotros, ¿qué querés hacer? Quiero viajar. Ella, tan ilusa.

Así que no supe más de Norwegian Cruise Line, eso quedó en manos de la agencia y, lo que yo pagué, está como saldo a mi favor para cuando se pueda.

Con el correr de las semanas, vi las comunicaciones oficiales de la naviera que cancelaban todas sus operaciones hasta el 31/10/20.

LOS AÉREOS

Ya estaba tan espantada con lo que estaba viendo del horrible comportamiento de la mayoría de las agencias de viajes online, Despegar a la cabeza, con todos los reflectores iluminándolos, por todo lo alto y destrozando viajes y viajeros, que estaba esperando que llegara mi fecha para poder reclamar por mis aéreos con tan poca fe, que decidí elegir yo, no ellos.

Después de varios simulacros de cancelación de los vuelos desde la app de Despegar (cuando andaba), lo hice y pedí la cancelación de mi parte. Según la app, me "devolverían" un poco más de la mitad del costo del pasaje y eso, antes que una mediación judicial, me pareció hasta que me hacían un favor.

El 05/05/20 pedí la cancelación.

La cantidad de veces que me llegó el mismo mail diciendo lo mismo no necesito contarla... Y era todo tan lejano.
Si, ese es mi hermoso nombre completo. Aunque con acento...

Pero el 28/05/20 llegó el mail de British Airways diciendo que mi viaje había sido cancelado por ya sabemos qué virus y, acto seguido, mail de, wait for it... DESPEGAR, anunciando la cancelación de mi viaje y que, más o menos centavos, me devolvían el monto del pasaje en más o menos días. Carajos.

Y no contentos con ello, ¡¡¡me llamaron!!! Para confirmar la cancelación y darme los detalles del reembolso. 

No se si transpiraba de la emoción o porque creía que era un fraude telefónico.

Para el siguiente ciclo de mi tarjeta de crédito tuve el reembolso, descontados los gastos / comisión del servicio, que fue un 10% del valor que había pagado.

Con Norwegian hice el pedido de reembolso el mismo día 05/05/20, desde la página web, ya que habían definido un apartado/pestaña específico para viajes afectados por COVID19.

Estaba la opción de reprogramar o solicitar un voucher (cashpoints) pero, como la categoría de mi pasaje lo permitía, pedí reembolso. El viaje ya aparecía cancelado por la aerolínea.

Recibí un mail automático de que mi trámite había iniciado, un mail automático recomendándome que hiciera el reclamo por teléfono porque podía ser más lento por mail, y, el 29/05/20 recibí un mail indicando que el reembolso COMPLETO había sido aprobado y que lo vería reflejado en mi medio de pago en más o menos días.


A los 15 días de este último mail, vi el crédito en mi cuenta.
Para este entonces, ya no daba más de la emoción.

LOS HOTELES

El hotel en Copenhague lo había sacado con cancelación gratuita, pago en el establecimiento (era la única opción para esa propiedad), así que fue solamente entrar a la app de Booking, en la sección Reservas y click a cancelar. En motivos, no existía LA OPCIÓN EXACTA, así que puse motivos de salud, formalidad pero bue... una cosa menos.

La otra reserva, la no reembolsable, la de Booking Basic, no se podía hacer nada y me latía la sien derecha cuando leía TU RESERVA ES NO REEMBOLSABLE, ¿PARA QUÉ VOLVÉS A ENTRAR SI SIEMPRE DICE LO MISMO?

Y 3 días antes de que yo, supuestamente ingresara a la propiedad no reembolsable, llegó mail de Booking...

Y así pude cancelar mi reserva no reembolsable, haciendo click en ese botón mágico...

Para el próximo ciclo de la tarjeta, ya tuve el reembolso COMPLETO, en dólares.

¿Estoy llorando? Estoy llorando.

Quedaba esa noche en Gatwick con cena y desayuno británico incluido... la cadena Travelodge solamente ofrecía un voucher por el total de la reserva, para redimir hasta el 31/12/20. Anyway... Fue bueno mientras duró.


Pasé los primeros 3 meses de 2020 inventando itinerarios, los 3 meses siguiente cancelando todo. 

Ahora empiezo el tercer trimestre inventando paseos por un continente al que no sé si pueda entrar en un futuro cercano o lejano. Futuro a secas.

Fui una afortunada, pude recuperar una buena parte del dinero invertido... otra parte está a cuenta de futuros viajes... lo menos, se lo regalo al universo.

Quién te ha visto y quién te ve, 2020.


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