Caca, nene, caca. O de cómo portarse bien en un viaje.

Hace un tiempo, Floxie publicaba el Manual del buen pasajero, una trilogía sobre el deber ser de cualquiera de nosotros abajo / arriba de una aeronave (y bien valdría para cualquier medio de transporte).

Y hoy, Sir Chandler, sigue refiriéndose a nosotros, los pasajeros: Sobre turbulencias y pasajeros severos en un ámbito más serio.

Como ya he dicho, no he viajado tanto como quisiera, pero, en lo poco, ya he subido a colectivos (autobuses), trenes,  tranvías, aviones, barcos, barcazas, water taxi, teleférico, helicóptero.

Me subí por primera vez a uno de esos cruceros gigantes, unas semanas después de que el Capitán Schettino hundiera el Costa Concordia. Y el simulacro y la charla que nos dieron antes de que el barco zarpara, con las alarmas y luces de emergencia funcionando, pardon my french, me cagó en las patas.

Solamente una vez me tocó sentarme en salida de emergencia, justo en un vuelo de Avianca y en mi primer vuelo internacional. No, si yo tengo una puntería para las primeras veces...

Si Dios hubiese querido que voláramos, nos hubiera dado alas, así que respeto en extremo las indicaciones de los que hacen la magia (Ok, ya sé que es la física, la dinámica de gases y otros yuyos).

Esa primera vez en Avianca en la salida de emergencia me dediqué a leer el brochure con las indicaciones extra para ese asiento, bajo la atenta mirada del TCP que ¡justo! tenía su asiento (jumpseat) frente al mío. - Pregunte lo que necesite. Me debe haber leído el miedo en los ojos.

El resto del viaje se lo pasó tratando de explicarle al franchute que tenía al lado por qué no podía prender el celular, aunque el hijo de la Bastilla le jurara que en AirFrance el viajaba con el celular prendido... Y después se encerró en el baño a jugar al FIFA no sé cuanto. Pasajero de lujo, madre.

Una vez me llamaron la atención en LAN, en mi primer cruce cordillerano, por prender el celular para sacarle una foto a la cordillera. Y si, me llamó la atención bien. Y no, mi celular era menos que un Nokia 1100 y ni sabía lo que es modo avión o internet o wifi o hacer llamadas. Lección aprendida.

Tengo mis TOCs y mis TICs pero, a la hora de que me lleven / trasladen / transporten, jodo poco y nada. Que no me toque ser copiloto en ruta, porque me duermo en cuestión de minutos. Y arriba de un avión no quiero ser catalogada como un pasajero #ezpezial por el Pailot.

Una vez, viajando en colectivo desde San Juan a Buenos Aires (1100 km), parece que fui tan invisible, me mezclé con el paisaje y ni ruido hice que le di pena al asistente de a bordo y me desperté envuelta en la frazadita que nunca vi cuando entregaron, con un paquete de galletas y unos caramelos en el posa vasos. Y cuando despegué los ojos me dio doble café en el desayuno.

Y, para no irnos tan lejos, en el colectivo urbano, no sirve atornillarse al lado del conductor tapando el paso con la anatomía y una mochila que deforma la columna vertebral. ¡Al fondo SIEMPRE hay lugar! En el subte / metro: primero los que bajan, después los que suben. En el barco, las mujeres y los niños primero. Ceda el paso, ceda el asiento, sea educado. Please fasten your seatbelt. Buenos días, buenas tardes, buenas noches. 

Y conozco a una que se baja del avión y dice: - Gracias por todo. 

Y me llevo 2 caramelos de la bandeja.

Comentarios

  1. Excelente... yo soy de las que se duermen apenas se mueve el avión... salvo que pasen la peli de Star Wars en la tele, ahí no pego un ojo.

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    1. 🖖 yo aguanto un poco por la bandejita de la comida. Pero en viajes cortos me ha pasado igual que vos.
      ¡No molestar!

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  2. Excelente... yo soy de las que se duermen apenas se mueve el avión... salvo que pasen la peli de Star Wars en la tele, ahí no pego un ojo.

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  3. Hola! Hoy te descubrí y me encanta lo que escribís. Genial tu "hijo de la Bastilla" para un Franchute. Empiezo a seguirte.

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